Espiral

Visiblemente los años transformaban la ciudad. Cada vez nos movíamos más hacia fuera mientras continuábamos mirando al centro en donde alguna vez estuvimos. La ciudad era casi como una islalaberinto, cercada y atravesada por aguas, sobre las que se alzaban nuestros edificios movedizos, sus patios y pasillos. El fin de la ciudad era indescifrable porque no se podía llegar a él. En la última casa solo había una puerta, y frente a ella el mar.

Inspirado en la pintura de Remedios Varo, “Tránsito en espiral”.